CONTACTO

EL SITIO PARROQUIAL SE ENCUENTRA EN UN PERÍODO DE MANTENIMIENTO, AGRADECEMOS SU COMPRENSIÓN.

Área de Comunicaciones


10 de noviembre de 2017.

Comentario del Evangelio del Domingo 11° del Tiempo de la Iglesia

DOMINGO 11° TIEMPO DE LA IGLESIA (16 de junio 2013)


Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Lucas (Lc. 7, 36-8, 3)

Un fariseo invitó a Jesús a comer con él. Jesús entró en la casa y se sentó a la mesa. Entonces una mujer pecadora que vivía en la ciudad, al enterarse de que Jesús estaba comiendo en casa del fariseo, se presentó con un frasco de perfume. Y colocándose detrás de Él, se puso a llorar a sus pies y comenzó a bañarlos con sus lágrimas; los secaba con sus cabellos, los cubría con sus besos y los ungía con perfume. Al ver esto, el fariseo que lo había invitado pensó: "Si este hombre fuera profeta, sabría quién es la mujer que lo toca y lo que ella es : ¡una pecadora!" Pero Jesús le dijo: "Simón, tengo algo que decirte". "Dí, Maestro", respondió él. "Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios, el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, perdonó a ambos la deuda. ¿Cuál de los dos lo amará más?" Simón contestó: "Pienso que aquél a quien perdonó más". Jesús le dijo: "Has juzgado bien". Y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: "Ves a esta mujer? Entre a tu casa y no derramaste agua sobre mis pies; en cambio, ella los baño con sus lágrimas y los secó con sus cabellos. Tú no me besaste; ella, en cambio, desde que entró, no cesó de besar mis pies. Tú no ungiste mi cabeza; ella derramó perfume sobre mis pies. Por eso te digo que pecados, sus numerosos pecados, le han sido perdonados. Por eso demuestra mucho amor. Pero aquél a quien se le perdona poco, demuestra poco amor". Después dijo a la mujer: "Tus pecados te son perdonados". Los invitados pensaron: "¿Quién es este hombre, que llega hasta perdonar los pecados?" Pero Jesús dijo a la mujer: "Tu fe te ha salvado, vete en paz".

Palabra del Señor.


Comentario del Párroco:

La mujer pecadora, por su parte, había experimentado una profunda transformación, tal vez, tras haber escuchado a Jesús en otra ocasión. La palabra del Maestro penetró en su corazón como un dardo, dejándola herida e iluminada. Comenzó a creer en él y la fe produjo en ella frutos de conversión y salvación: " Tu fe te ha salvado; vete en paz". San Pablo expresará así un día esa eficacia de la fe: " El hombre no se justifica por cumplir la ley, sino por creer en Cristo Jesús". Aquella mujer experimentó el dolor y el gozo incomparable de un perdón gratuito, y esto la condujo a dar muestras de gratitud y del más tierno amor.


P. Manuel Troncoso Díaz
Párroco de Nuestra Señora del Rosario, El Tabo