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10 de noviembre de 2017.

¡Lee el Evangelio! Domingo 27 de Octubre

¡Lee el Evangelio! es una sección de nuestro Sitio que contiene el Evangelio del Domingo que viviremos o estamos viviendo y el comentario de nuestro Párroco, que nos muestra una mirada sencilla y clara de lo que dice el texto y a que nos invita el Señor con este mensaje. Si tú crees ¡Lee el Evangelio!


DOMINGO 30° TIEMPO DE LA IGLESIA (27 de Octubre de 2013)


Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Lucas (Lc. 18, 9-14)

Refiriéndose a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, Jesús dijo esta parábola: Dos hombres subieron al Templo para orar; uno era fariseo y el otro, publicano. El fariseo, de pie, oraba así: «Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, que son ladrones, injustos y adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago la décima parte de todas mis entradas». En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se animaba siquiera a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: «¡Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador!» Les aseguro que este último volvió a su casa justificado, pero no el primero. Porque todo el que se eleva será humillado, y el que se humilla será elevado.

Palabra del Señor.


Comentario:


Lamentablemente, somos dados a encasillar a las personas entre buenas y malas, guiándonos por su comportamiento externo. Así sucedía también en el tiempo de Jesús. El fariseo representaba al grupo de los buenos, piadosos y fieles a la ley y las tradiciones religiosas. Era oficialmente un justo. El publicano, en cambio, representaba al grupo de la gente sospechosa y de los malos. Era un pecador. Los dos aparecen rezando al mismo DIOS. Pero, ¡Qué distinta la oración de uno y otro!


Tras la oración de cada uno se adivina una actitud muy distinta en su relación con DIOS. Está en juego algo trascendental: la naturaleza misma de la salvación cristiana y , en último término, la naturaleza de DIOS.

En la oración del fariseo, el sujeto principal y último es su propio "yo". En la del publicano, en cambio, el sujeto principal es DIOS, en cuya compasión confía el pecador. Frente a estas dos actitudes de orar, se plantea así el grave problema de la justificación cristiana. Somos salvados por pura gracia, es un regalo de DIOS la salvación.


P. Manuel Troncoso Díaz
Párroco de Nuestra Señora del Rosario, El Tabo